martes, 18 de diciembre de 2007

Mis hábitos alimentarios

Hondo estupor ha causado, en la comunidad toda (sic), el detalle de mis hábitos alimentarios. Mejor dicho, de aquellas cosas que no como. Y alguno que otro, hasta ha encontrado interesante la conversación conmigo basada en estos rasgos constitutivos de mi personalidad.No como chorizo, morcilla ni chinchulines. Solo tomo gaseosa si es lo único que hay para tomar en 10 kilómetros a la redonda. Rara vez tomo vino porque me inhibe de responder por mí misma y nubla la reducida capacidad de juicio que, por naturaleza, tengo.Tampoco como hamburguesas, ni panchos ni fast food. La leche me da asco y de solo sentirle el olor comienzo a hacer arcadas. Detesto el pan lactal y escapo ante la vista del yogurt bebible.Pero aquí no termina la cosa. Porque también resulta que soy imposible a la hora de ir a comer afuera. Si el lugar huele a comida, me levanto y me voy. Si el plato está sucio lo mismo. Si el mozo no tiene sus manos en las condiciones de higiene por mí estipuladas, huyo despavorida. Y limpio siempre la bombilla luego de tomar un mate, a menos que esté tomando yo sola.En fin, éstos son mis hábitos alimentarios. De terror ¿no?. Ahora les toca a ustedes …

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